A raíz de desarrollo de los trabajos llevados a cabo sobre el proyecto del Parque Patrimonial del Llobregat en 2000, se decidió continuar con un proceso similar en sus principales afluentes, como el río Anoia. Los problemas a los que este planeamiento de base patrimonial pretendía dar respuesta eran los habituales: salvaguardar el patrimonio industrial obsoleto y hacer que este diera un impulso a la economía de la zona.

La metodología seguida fue la desarrollada por la UPC Universitat Politècnica de Catalunya) y el MIT, basada en la definición de Unidades Temáticas, que básicamente son espacios en los que una actividad industrial determinada había tenido protagonismo en el pasado, asumiendo que había construido el territorio de determinada forma. En definitiva, un paisaje con sus propias reglas, no siempre perceptibles. Para hacer comprensible ese paisaje, se busca que cada Unidad Temática explique una historia, un relato conceptual sobre el terreno en el que los diferentes elementos patrimoniales (edificios, infraestructuras, espacios con usos concretos) fueran “narrando” su propia historia. Para ello se definían una serie de “puertas” o accesos, de “hitos” o referencias y de “espacios de oportunidad”, a transformar.

Como primer paso para la definición de espacios comprensibles, resulta ciertamente interesante. Pero no suficiente, si lo que se pretende es preservar para el futuro lo que fue el espacio industrial. De hecho, los elementos patrimoniales que quedan aislados dentro de un entorno cambiante, suelen llegar a resultar incomprensibles. El parque no debe limitarse a explicar la historia y, como consecuencia, a proteger los elementos patrimoniales singulares. Debería también conservar el conjunto a base de proteger las relaciones históricas entre los distintos elementos.

Un ejemplo sencillo nos lo ofrecen las huertas que los obreros cultivaban en las proximidades de las fábricas en sus escasos ratos libres, o ya como jubilados. La conservación de estas pequeñas huertas es valiosa para la conservación de un ámbito patrimonial, ya que impide la transformación indiscriminada de una porción del territorio y mantiene las relaciones, espaciales e incluso visuales, entre los diversoso elementos, como son la fábrica, el canal industrial (que siempre es el que abastece de agua a las huertas), los lavaderos y las viviendas obreras. La idea es que un conjunto de pequeños elementos patrimoniales “menores” que por separado tienen un valor relativo, y que apenas podrían llegar a ser protegidos individualmente, al ser contemplados en conjunto, como elementos de un mismo territorio, toman una nueva dimensión; la dimensión territorial. La contemplación de los elementos junto con las relaciones que mantienen entre sí, hace coherente esta nueva forma de gestión del conjunto.

Volviendo al río Anoia, hay que estacar que, como en otros parques similares, el río sirve como estructura conceptual del parque, ya que las industrias siempre se acercan al agua. Pero es apenas eso, un soporte conceptual. Por el contrario, un conjunto de espacios preservados del cambio, es ya una estructura física, además de conceptual. La necesaria jerarquización del ámbito patrimonial pasaría por la valorización de aquellos entornos en los que las relaciones tradicionales se hallen mejor conservadas para imponer en ellos una normativa diferenciada, estricta en los referente al mantenimiento de las relaciones espaciales, que implicaría su no transformación. De manera similar a com ocurre con los ámbitos naturales, en los que el criterio que prima es el buen estado de conservación del “ecosistema”. Esto es, de las relaciones entre los diversos seres vivo, y también con su substrato físico. Como vemos, el concepto podría ser similar respecto al territorio.

En el ámbito del Parque del Anoia destacan dos relaciones territoriales interesantes: la convivencia en proximidad de los viñedos con algunos edificios industriales y la ocupación del fondo del valle, allí donde este está más encajado, por molinos reconvertidos en fábricas y por alguna colonia industrial.

La imagen de este molino papelero, todavía en uso para fines educativos, es paradigmática, y es una buena forma de comprender la íntima relación entre el mundo rural y la industria que se estableció probablemente a mediados del s XVIII y que se ha mantenido hasta hace bien poco. Estas fábricas de papel, molinos al fin y al cabo, buscaban la proximidad del rio, en este caso el Riudebitlles, que precisaban tanto para generar energía como para utilizar el agua en el proceso de producción. Pero sus trabajadores, eran gente del campo. Casi siempre, agricultores a tiempo más o menos parcial. Y la propia fábrica era parte del campo. Una construcción del territorio profundamente alejada de la segregación espacial de actividades de hoy.

Bien, pues todos esos procesoso históricos, y algunos más que ignoro, se puedene intuir, observar o, por lo menos, son sugeridos por esta sencilla imagen. Las viñas a tocar del muro de una fábrica ciertamente “sucia”, por su actividad. La chimenea que no rompe sino que sólo transforma conceptualmente el paisaje rural. Tal vez incluso el ideal de la ciudad-jardín, en su parte industrial.

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Por cierto, en la vecina población de Capellades se puede visitar un espectacular ejemplo de “molí paperer”.

En el entorno del Anoia, y aún más en el de su afluente Riudebitlles, la relación entre viñas y fábricas es sin duda el elemento patrimonial más destacado. Por tanto, lo que se debería proteger son los espacios en los que esta relación se mantenga con manor vigor. Aunque la propia forma de lso espacios no sea la tradicional. Y es que en la actualidad existen viñas de 70 Ha de superficie o más, cuando en el pasado 1 Ha era la medida de una viña grande.

El paulatino crecimiento se ha hecho aumentando los espacios llanos aptos para el cultivo, con el uso de medios mecánicos industriales que han recortado los típicos cerros (turons) en los que se refugiaba el bosque de pinos, siguiendo un proceso de nivelación en todo equiparable al de la instalación de un polígono industrial. Las consecuencias para el paisaje patrimonial son evidentemente, demoledoras, ya que transforma o hace desaparecer las piezas del mosaico histórico, y rompe las proporciones que elementos como la viña, el bosque residual y los edificios mantenían entre sí. huerta. Pero en cierta manera, también se puede considerar que lo esencialse mantiene en casos coo el que aparece en la imagen, las bodegas de una importante productora de “Cava” (nombre del Champagne en España). Se aprecia la armonia de las relaciones entre la ancestral masía, las nuevas naves (bajo sospecha de no cumplir con el método tradicional, por cierto) de fermentación y, para rematar, en el extremo oeste (izquierda), se apercia el mánifico edificio de un antiguo molino.

Por lo que respecta a la industria, la colonia Marçal, más conocida por “La Fou” (Vallbona d’Anoia) nos permite apreciar diversos aspectos interesantes, como el problema de la revitalización de la antiguas colonias industriales. Las casas se sitúan en el lugar más húmedo y menos soleado, y arrastran además la historia del rechazo colectivo de los habitantes de pueblo. Todos tienen familiares que allí trabajaron o vivieron, y que de ella guardan recuerdos penosos. Recuperar recrear, implicaría mantener diversos elementos relacionados entre sí, como los que se aprecian en esta imagen del 1917.

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El conjunto está marcado por la proximidad, consecuencia de las dificultados en los desplazamientos. Las casas con la huerta junto al canal, muy próximo, se sitúan en un lugar húmendo pero cercano a a fábrica (hoy aún activa). La única via de comunicación es un precario camino de herradura, substituído hoy por un apista sin asfaltar y un puente peatonal. Incluso los campos aterrazados, hoy desaparecidos bajo el bosque, ocupan el fondo. ¿Qué elementos se deberían conservar o reconstruir para que el espacio tuviera realmente un valor patrimonial?. La propuesta, en cualquier caso, no puede pasar por la recreación de la imagen de época, porque el factor distancia, la distancia de la vivienda obrera a la fábrica en especial, que conformó aquel espacio haciendo de la proximidad la cuestión principal, no es ya la cuestión dominante. Las fábricas, como las gentes, han buscado lugares más accesibles, en el llano superior. Por otro lado, las duras condiciones de vida hacen que aún hoy en dia, la imagen del lugar sea muy negativa, lo cual constituye un serio obstáculo para su recuperación. Recientemente ha sido comprada para la creación de una “ecocolonia postcapitalista“, de economía alternativa.

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