El Concejo (ayuntamiento) de Ponga es un distrito rural de Asturias que destaca por su salvaje marco natural y por su incomunicación con el “exterior”. Lo forman varias aldeas que aprovechan los recursos de un extenso valle que comunica con el exterior a través de un estrecho y sinuoso desfiladero. Desde la carretera nacional que corre junto al río Sella, hasta el núcleo principal, Beleño, son 18 km de garganta no tan estrecha como desolada. Esta situación no es infrecuente en la Cordillera Cantábrica, pero la distancia hace que en éste caso la sensación de aislamiento que sea notable.

La “capital” del valle es San Juan de Beleño, un pueblo en extremo cuidado por sus habitantes, hasta el punto de haber sido premiado como “Pueblo ejemplar de Asturias”. En la imagen, la parte meridional del núcleo mostrando algunas de sus “casas de indianos”. Destaca en particular la última casa con su doble galería cubierta orientada hacia el valle.

 

El patrimonio que acumula el núcleo es notable, ya que a los edificios propiamente rurales, muchos de ellos bien conservados, hay que sumar un buen número de “casonas de indianos”, construidas por emigrantes que regresaron enriquecidos de América en los años 20.  Sin pretensión de palacio, estas casonas son por lo general muy proporcionadas, luminosas, de bella factura y siempre con detalles arquitectónicos interesantes, que en ocasiones recuerdan al modernismo.

El pueblo mantiene con su entorno unas relaciones armónicas, sin apenas puntos de fricción, como corresponde a un núcleo que ha evolucionado muy poco desde que era puramente rural. Tampoco es perceptible una transformación por abandono. Y parece que así va a seguir siendo, de momento, dado que los habitantes y propietarios ausentes han decidido mantener una oferta de turismo rural bastante clara.

El problema es plantearse si un espacio extenso, con diversos núcleos y de acceso complejo va a poder mantener su estructura sobre la base del “turismo rural” y la producción de queso (“Los Beyos”). El aislamiento de este núcleo y sus vecinos y la competencia que supone muchos otros pueblos que ofrecen  ofertas similares pero no están tan alejados, hacen que no sea sencillo competir en ese mercado.

Pero de cara al Patrimonio, lo que presenta mayor complejidad es el mantenimiento de un extenso espacio rural en las condiciones actuales, con muy poca población (una docena de escolares)  y de acceso complejo.  Hasta hoy, se ha mantenido, y con la población actual, más un población flotante fiel, parece que se puede mantener.

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